domingo, 14 de diciembre de 2014

Figuras literarias en palabras y en imágenes

JUEGOS CON LA POLISEMIA




Me da por llamar juego conceptista a aquellas ocasiones en las que el escritor, generalmente poeta, usa una palabra, mencionada una sola vez, con dos significados a un tiempo, gracias a su polisemia. En los Siglos de Oro se usaba con profusión; por ejemplo, la palabra blanca usada como color y como moneda a un tiempo. Pero este uso doble o múltiple de un término ya era manejado en el siglo XV por nuestros poetas cortesanos.

     Parece un juego de ingenio, y lo es, pero no por ello pierde importancia, seriedad o trascendencia (1). En una cultura que hoy cobra valor en Occidente, la clásica japonesa, encontramos en su poesía más tradicional (Kokinwakashu) usos parecidos con, además, disloque de la oración, extremo al que no hemos llegado nosotros, aunque intento hacerlo en algunos de mis más recientes poemas (el verso, por ejemplo, acaba en una palabra con un sentido, y cobra otro al continuar la oración en el verso siguiente, produciendo lo que en español llamaríamos ANACOLUTO o incluso algo más abrupto, como la superposición de dos oraciones claramente distintas. Esto, hasta ahora, es muy violento para el oído español, pero era muy apreciado en el japonés medieval y de siglos posteriores, proyectando una imagen de sublime más que de ocurrente). Esta figura retórica propiamente japonesa se llama kakekotoba, y a la que nos referimos nosotros es a la que Torquil Duthie (2) llama "de segundo tipo" (cuando se usa una palabra que tiene dos significados [en ese mismo poema]), aunque el "de primer tipo" (emplear la misma palabra con dos objetos diferentes) también nos puede servir. En ambos casos la traducción es dificilísima, y si se intenta respetar el kakekotoba nos suena el poema verdaderamente extraño. Los dos ejemplos que nos trae Duthie son (pongo solo la traducción de Duthie):

Los cerezos del monte
que a través de la neblina
apenas pude
entrever a la persona
a la que tanto quiero.

Esta es de primer tipo, y la expresión "apenas pude entrever" consigue, en japonés, referirse tanto a los cerezos como a la persona, al mismo tiempo. La traducción al español nos suena a error sintáctico. Los cerezos del monte no se pueden ni entrever a causa de la neblina; la persona a la que se quiere, ¿por qué? (hay una neblina emocional implícita: ¿lágrimas?, ¿recuerdos?, ¿ausencia?).

     El segundo ejemplo de kakekotoba es:

Se levanta la neblina
y entre los brotes de primavera
al caer la nieve,
hasta en los pueblos sin flores
las flores se derraman.

En el poema original haru, que aparece una sola vez, significa a un tiempo 'brotes' y 'primavera'. La imposible traducción al español obliga a que aparezcan por separado ambos términos (cada significado en una palabra distinta).
       La figura literaria que he podido encontrar, para el español, más parecida al kakekotoba es la silepsis cuando se da el uso de una palabra en su sentido a la vez recto y figurado, como en Quisiera ir a la China / para orientarme un poco. Pero no es posible identificar un recurso con otro, ni mucho menos.

     Todo esto a raíz de una imagen que he usado en la entrada anterior sobre demostrativos, que es artística y una figura literaria. Es una figura literaria porque juega con la polisemia de la palabra llave en español (e imaginamos que en otras lenguas cercanas, pero no en todas): una llave que abre puertas, y una llave inglesa para tuercas (valga el pareado). Es una imagen, sí, pero que quiere unir en un mismo objeto dos significados de una misma palabra.

          

Texto: José Alfonso Bolaños Luque
Imágenes: http://photopin.com

(1) Siempre acabo en los mismos libros. Es irremediable mencionar aquí a Rafael de Cózar y su excelente tesis Poesía e Imagen, porque siempre lo hago al referirme a la importancia y trascendencia del juego con las palabras que no debe subestimarse. El origen de este artículo es la imagen última que se ve encima de esta nota; son cosas que me llaman la atención. Como siempre lo hago, nada debe hacer pensar que traigo esta nota por el hecho de su reciente fallecimiento, hace tan solo dos días. Y a un tiempo sí, como una especie de juego conceptista vital. Fue profesor mío en la Universidad, y sus estudios sobre vanguardia, formas heterodoxas y poesía siempre me han llamado mucho la atención. Quisiera, entonces, tener un sentido recuerdo hacia este gran poeta, novelista, investigador y profesor. In memoriam.
(2) Referencias a DUTHIE, TORQUIL: Poesía clásica japonesa; Trotta, Pliegos de Oriente, Madrid, 2005; Introducción, pp. 27, 28

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